INHIBICIÓN DE LA MORDEDURA.
Los cachorros tienen tendencia
a morder las manos, los brazos o las piernas de sus dueños. Se trata de una
forma de jugar o conseguir atención, que en principio no tendría mayores
consecuencias.
Sin embargo, de no ser
corregido, este comportamiento puede ser molesto e incluso doloroso para las
personas.
Durante las 8 primeras semanas
de vida, cuando el cachorro convive con su madre y sus hermanos y les muerde
demasiado fuerte, éstos le “devuelven” un mordisco que también le duela. La
madre incluso le sujeta por la piel del cuello para mostrarle su desaprobación.
A menudo, los perros que
adquirimos han sido destetados prematuramente, y el cachorro no ha aprendido a
controlar la fuerza de la mordedura.
¿Qué hacer?
La tendencia a morder las
manos y los brazos siempre debe ser corregida. No es cierto que se trate de una
conducta típica del cachorro, que desaparezca espontáneamente cuando el perro
se hace mayor.
La estrategia a seguir es la
siguiente:
1. Tan pronto
como el cachorro toque nuestra mano o nuestro brazo con sus dientes, debemos
retirar la mano y pronunciar un “no” en tono firme y seco.
2. Si el
cachorro deja de morder, debemos cambiar de inmediato el tono de voz y
recompensarlo con caricias suaves y palabras agradables.
3. Si
vuelve a morder, repetir el punto 1.
4. Si
deja de morder, repetir el punto 2.
5. Para
casos de perros que siguen mordiendo, volver al punto 1 (¡NO!) e IGNORARLO entre
15 minutos y 1 hora, de este modo el cachorro aprende que cuando muerde, su
“juguete” favorito, los humanos, dejan de “funcionar”.
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Hay que tener en cuenta que ignorarlo significa no
hablarle, no mirarle, no hablarle, no tocarle...